ND: Natura Docet
El mensual dedicó la portada de febrero de 2020 a la Prof. Lisi.

¿Es realmente bueno nadar?
de Rodolfo Lisi - de "ND: Natura Docet" - febrero 2020
Si es cierto (como veremos más adelante) que la natación no induce una mejora en el estado de rotación de las vértebras (escoliosis) y no siempre es útil para aliviar un dolor vertebral por daño o problemas biomecánicos, este deporte puede sin embargo, se puede utilizar con excelentes efectos de rehabilitación en sujetos que van a volver a atletizar después de traumatismos importantes del sistema musculoesquelético. Uno de los efectos aprovechables para recuperar una lesión musculoesquelética radica en la reeducación mediante la contracción muscular y la estimulación de los receptores nerviosos (propiocepción). En el agua, el trabajo realizado por las fibras musculares podría definirse como "isocinético". La Isokinesia se utiliza, desde los años 80, mediante equipos muy costosos para la recuperación funcional de lesiones osteoarticulares y musculares de las extremidades y, sobre todo, en los resultados de hipovalidez articular tras fracturas. La dinamometría permitió detectar importantes datos clínicos pero también detalles funcionales capaces de integrar métodos y técnicas de recuperación más tradicionales que explotaban la contracción muscular isotónica e isométrica. Los costes desorbitados de los dinamómetros isocinéticos se amortizaron pronto al explotar los efectos del trabajo en un medio acuático en el que la resistencia del medio es constante. Esto permitió un excelente trabajo muscular isocinético con un gasto económico casi irrelevante. El trabajo en la piscina puede mejorar la fuerza máxima, la fuerza explosiva, la resistencia, el rango de movimiento de las articulaciones; los internos obtienen datos técnicos como el pico del momento de fuerza (Peak Torque), el Trabajo Total, el Trabajo de Fatiga. Es posible afirmar que las disciplinas deportivas acuáticas permiten adquirir un excelente control de las funciones ventilatorias, actúan sobre la capacidad respiratoria y sobre los niveles de eficiencia y rendimiento deportivo dando indicaciones para ejercitarse incluso en sujetos que padecen síndromes disventilatorios. Finalmente, la natación conserva un valor indudable como actividad de estimulación y apoyo cardiocirculatorio. Sin embargo, en presencia de escoliosis idiopática, es necesario formular importantes consideraciones biomecánicas y kinesiológicas cuando el cuerpo se sumerge en la piscina. En primer lugar, dado el grosor constante de la pared torácica, la flotabilidad de la flotabilidad es directamente proporcional al radio y la presión causada por el propio cuerpo. Una caja torácica escoliótica es asimétrica y, por tanto, se deduce que, al sumergirse en agua, la fuerza biomecánica hidrostática del empuje adquiere un carácter de tracción en las zonas de radio corto y de compresión en las zonas de radio grande... continúa la revista